Discurso del Secretario
General del MIR, Miguel Enríquez,
en el teatro Caupolicán de Santiago Chile ,
17 de Julio de 1973.
(Transmitido a todo el país por cadena nacional de emisoras encabezada por
"Radio Nacional").
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Compañeros,
Compañeros trabajadores,
Compañeros dirigentes de las organizaciones de masas,
Compañeros dirigentes de otras organizaciones políticas,
Compañeros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
Trabajadores de todo Chile.
En las últimas semanas el país ha sido sacudido por graves y agudos conflictos.
La lucha de clases se ha agudizado, mostrando al desnudo las contradicciones de
la sociedad. En una rápida sucesión de hechos y choques, los trabajadores han
ocupado finalmente el lugar protagónico en el escenario de la lucha política.
La clase obrera y el pueblo, atrincherados en los fundos y fábricas, enfrentan a
sus enemigos de clase que les acechan y amenazan.
Nos reunimos nuevamente en este Caupolicán para recoger la experiencia de estos
días, analizar los acontecimientos y fijar los próximos objetivos. Pero éste no
es solo un acto de análisis, éste es un acto de preparación para los próximos
enfrentamientos, éste es un acto de combate, éste es un llamado a la clase
obrera y al pueblo a reafirnar su posición combativa y a reemprender con más
fuerza que nunca la lucha sin cuartel contra las clases patronales, contra Frei,
contra Jarpa, contra los enemigos del pueblo.
Aquí, aquí, señalaremos nuestra política y nuestra táctica para esta coyuntura y
los próximos combates.
Las clases patronales pondrán el grito en el cielo, que chillen. Hay intereses
de clases, poder y riqueza que ellos quieren conservar y que nosotros enpujamos
a los trabajadores a arrebatárselos.
Pero hay también otros en la izquierda que han pretendido cuestionar el derecho
del MIR a proponer una táctica a las masas. Lo que señalaremos es la táctica que
el MIR propóne a la clase obrera,y al pueblo y al conjunto de la izquierda. Esta
es la táctica que un extenso sector de los trabajadores ha venido impulsando, y
es la táctica que el MIR impulsará, le guste o no le guste a la clases
patronales y a los vacilantes.
Del fracaso del freísno surgió el golpismo de hace días. Casi una decena de
tanques con algunos oficiales reaccionarios a la cabeza, detrás de las banderas
del Partido Nacional y de la ultrareacción Demócrata Cristiana, asesinaron
cobardemente a civiles el viernes 29. Por eso, basta ya de hablar del comandante
Sauper, de tribunales de honor, cuando de lo que se trata es de criminales y
delincuentes que en vez de cortaplumas contaron con tanques. De lo que se trata
es del grupo armado del Partido Nacional que asaltó La Moneda, utilizando
tanques que fueron comprados con el trabajo de obreros y campesinos.
Lo que aquí fue mancillado no fue la institucionalidad ni el honor de algunos
oficiales, sino el honor del pueblo y la vida de más de dos decenas de soldados
y trabajadores.
Todo el que dispara contra el pueblo será marcado históricamente como asesino
del pueblo, tenga o no tenga uniforme !!!
Aplastado el intento golpista por las Fuerzas Armadas, algunos oficiales
honestos, suboficiales y carabineros, y por el inmediato cerco que los
trabajadores tendieron alrededor de Santiago. La clase obrera, consciente que el
problena no estaba resuelto, continuó y profundizó su contraofensiva. Se
ocuparon centenares de fábricas y fundos, se controlaron las poblaciones, se
incorporaron los estudiantes y se miltiplicaron y fortalecieron los Comandos
Comunales, tomó impulso la organización de defensa de los trabajadores y se
desarrolló y fortaleció el Poder Popular. La clase obrera y el pueblo
comprendieron que este era un momento de aumentar rapidamente su fuerza, tomar
más posiciones, de estructurar su fuerza en el poder popular, única institución
capaz de multiplicar sus energías y de fortalecer la alianza revolucionaria de
clases.
Por eso, por encima de la presión reaccionaria, no es éste el momento de
cuestionar o limitar el desarrollo del Poder Popular, como hacen algunos
vacilantes de la izquierda. Dejemos que griten los politicastros reaccionarios,
aterrados con el desarrollo del poder popular !!!.
Pese a todo, a lo largo y ancho del país se oye un solo grito que resuena en las
fábricas, fundos, poblaciones y liceos, en los cuarteles del pueblo: el llamado
a crear, a crear, fortalecer y multiplicar el Poder Popular; el poder de los
comandos comunales, el poder de los obreros y los campesinos, el poder de la
revolución.
Las clases patronales, los Frei, los Aylwin, después de abortado el intento
golpista salieron de sus escondrijos, rompieron su silencio cómplice sólo para
combatir las organizaciones de fuerza, de poder y combate de los trabajadores,
que habian sido las que habían organizado la lucha contra el golpismo y la
defensa de sus libertades.
El cinismo y el descaro reaccionario no tienen límites. Después que un grupo
armado del Partido Nacional desde los tanques bonbardeó La Moneda y asesinó a
trabajadores, la Democracia Cristiana y el Partido Nacional se permiten acusar a
los trabajadores de organizar grupos armados y exigen su disolución, represión y
aplastamiento, amenazando con declarar inconstitucional al gobierno y derrocarlo
si éste no cumple con la "honrosa" tarea de reprimir las organizaciones
populares. Que no se equivoquen los reaccionarios!! La clase obrera y el pueblo
no aceptarán estos chantajes, no darán un paso atrás y seguirán multiplicando y
fortaleciendo sus organizaciones de poder, sus órganos de combate, griten lo que
griten, reclamen lo que reclamen Frei y sus secuaces..
Así llegamos a la situación actual. Vivimos un momento en que el enfrentamiento
social y político se ha agudizado en grado extremo. Dos enormes bloques sociales
se han constituído. Por un lado la clase obrera y el pueblo, extensamente
activados y movilizados, que dió un salto enorme en organización y conciencia,
que desarrolló importantemente su capacidad de defensa, que tomó la iniciativa y
tomó nuevas posiciones en fábricas y fundos, levantando un poderoso dique al
golpismo y al chantaje junto a los suboficiales, soldados y carabineros y junto
a los oficiales antigolpistas.
Por otro lado, las clases patronales, que al quedar al descubierto, sin
banderas, desarnadas politicamente, sin base popular, se atrincheraron en la
institucionalidad y desde allí comenzaron a presionar y a mover sus influencias
en la alta oficialidad reaccionaria para que las Fuerzas Armadas actuaran
abiertamente en la defensa de sus intereses.
Los reaccionarios abrieron un proceso de deliberación en los cuarteles,
incitando al golpismo, cuyas manifestaciones más inmediatistastas fueron
abortadas por la suboficialidad y por la oficialidad antígolpista.
Era el momento de dar un salto adelante en la contraofensiva, de extender la
toma de posiciones y de golpear a las clases dominantes. La clase obrera y el
pueblo así lo entendieron y lo pusieron en práctica. Vacilaciones en el gobierno
no acompañaron esta disposición ofensiva de los trabajadores en lo inmediato;
ello permitió a las clases patronales readecuar su táctica.
Emplazamientos y exigencias al gobierno para llevarlo con la ilusión de una
posible negociación, tomar medidas o tolerararlas, que permitieran a las clases
patronales fortalecerse y desarticular a los trabajadores. Combinaron una
estrategia golpista con una táctica de emplazamiento y chantajes, atrincherados
en la institucionalidad burguesa, desde sus posiciones en la Justicia y en la
Contraloria.
Desde el Parlamento amenazan con acusar constitucionalmente al gobierno y así
sembrar la anarquía en las Fuerzas Armadas si el gobierno no se somete a sus
exigencias. Empujan a la alta oficialidad reaccionaria a realizar emplazamientos
al gobierno.
Frei, el misno que ayer no más pontificaba acerca del carácter profesional y
apolítico que debían mantener las Fuerzas Armadas, personalmente pasó la semana
pasada incitando a la deliberación, a emplazar al gobierno, y al golpismo a
altos oficiales reaccionarios.
Disfrazan su golpismo en declaraciones emplazatorias del Parlamento, de
chantaje, de Alwyn en el Senado, o de acuerdos de ilegalidad en la Cámara de
Diputados. Todo esto está orientado a presionar al gobierno para que éste tome
medidas que dividan y desarticulen a los trabajadores, que afirmen a los mandos
reaccionarios, que dividan en definitiva a la izquierda para así desplazar y
desarticular toda posible resistencia a sus planes golpistas.
Frei aspira a recuperar completanente el control del gobierno y para ello
necesita previamente desarticular y dividir toda posible resistencia a sus
golpismos; intenta con sus chantajes obligar a este gobierno que le haga parte
del trabajo sucio de reprimir a sectores del pueblo. Trabajan sobre los sectores
más vacilantes de la izquierda, sembrando en ellos ilusiones en acuerdos
posibles. Quieren tentar a ésos a seguir su juego, a llegar a entendimientos que
paralicen y desarticulen la lucha del pueblo y de la izquierda, para después de
ello dejarles caer la mano de hierro del golpismo reaccionario.
Que entienda el señor Frei y todos los reaccionarios que podrán engañar a los
vacilantes y a los reformistas más recalcitrantes, pero la clase obrera que los
conoció en El Salvador y Pampa Irigoyn. Al pueblo que los vió dar luz verde al
asesinato a Schneider y a los tanques del Viernes 29, al pueblo y los
revolucionarios, Frei y sus secuaces no los lograrán engañar jamás.
Fueron grupos armados del Partido Nacional con la venia del freismo los que no
hace quince días bombardeaban La Moneda, asesinaron a Moisés Huentelaf en
Cautín, al obrero Ahumada en Santiago desde el local del pártido Demócrata
Cristiano. Son los que han puesto centenares de bombas en los últimos días, los
que asesinaron a un general en 1970, los que ametrallaron a nuestro compañero
Nilton da Silva en Santiago.
Que hipocresía y que cinismo las de estos politicastros que denuncian y exigen
la represión al pueblo para ocultar sus propios crímenes. Qué inconcebible lo
que ocurre en este país y en esta democracia. Mientras el propio Pablo
Rodríguez, el cobarde, mientras este mismo cobarde reconoce públicamente que
otras unidades militares estaban comprometidas en el intento golpista y el mismo
ejército afirma hoy día que la derecha se robó seis ametralladoras pesadas con
seis mil tiros del Regimiento Maturana, hay sinvergüenzas que exigen que las
Fuerzas Armadas repriman a supuestos grupos armados entre los trabajadores y la
izquierda. Antes de exigir nada, el señor Frei debe explicar al país qué sabia
del intento golpista del 29. Antes de chantajear a nadie, el señor Frei debe
informar a todo el país a qué ha incitado a algunos altos oficiales con los que
se ha contactado los útimos días.
Los reaccionarios exigen la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba,
es decir la devolución de empresas. La clase obrera y el pueblo han promulgado
en los hechos ya su propia ley. Los trabajadores ya decidieron de quien son las
atribuciones, que son suyas, para incorporar empresas al área social.
La clase obrera y el pueblo ya decidieron cuáles son las empresas que quedarán
en el área social y cuáles quedarán sujetas al control obrero.
La clase obrera en su lucha ocupó las fábricas y no serán politicastros
golpistas forrados en las banderas de la denocracia y en dólares extranjeros los
que vengan a imponer sus condiciones a los trabajadores. Dirán los reaccionarios
que ésto es trasgedir las Leyes, la Constituctón y el Derecho. Si que lo es !!!
las constituciones expresan intereses de clase y correlaciones de fuerza. Aquí
en Chile la clase obrera está levantando sus propias leyes, y la constitución
tendrá que ser modificada en favor del pueblo.
Los pueblos tienen el derecho a hacer sus propias leyes, y la clase obrera y el
pueblo están construyendo sus propias leyes y echando las bases de una Nueva
constitución, de una nueva Legalidad Revolucionaria, de esa legalidad que se
construye en el combate y en la lucha.
Los reaccionarios exigen la devolución de las fábricas ocupadas. Con eso quieren
desarticular a la clase obrera, dividir al pueblo. La clase obrera en las
fábricas, en los comandos y cordones, exige -y se hará respetar- el paso de
todas las grandes empresas al área social, el control obrero en la pequeña y
mediana y la dirección obrera en las empresas del área social.
La clase obrera ha notificado a la Democracia Cristiana, al Partido Nacional, a
los Jarpa, a los Bulnes, a los Frei, a los Aylwin, que no aceptará la
promulgación de la reforma Hamilton-Fuentealba y que es ella, la clase obrera,
la que decidirá qué empresa pasa al área social y qué empresa no pasa.
Algunos vacilan ante el emplazamiento reaccionario. Sostienen que es necesario
llegar a acuerdos con sectores del campo contrario para ganar tiempo, que de
otra manera el enfrentamiento estallará de inmediato. Esto no era cierto hace
unas semanas; tampoco lo es hoy. La correlación de fuerzas para un levantamiento
golpista inmediato no favorece a la clase patronal. Parte importante de los
mandos son antigolpistas y la oficialidad antigolpiata y la suboficialidad se
han demostrado capaces de sofocar intentos sediciosos.
La clase obrera y el pueblo están hoy, como nunca antes habían estado, fuertes
en organización y disposición al combate tras la defensa de sus intereses y
conquistas. Las otras capas del pueblo día a día se incorporan con más fuerza y
decisión imponiéndole a la izquierda en su conjunto la reagrupación y la acción
común en la base. Ahora, si la ofensiva de las masas en curso, lograra también
imponerle una acción decidida al gobierno, esta fuerza puede multiplicarse y
ganarse el tiempo de la única forma que es posible hacerlo: arrinconando al
enemigo, paralizándolo. Quienes frente al emplazamiento reaccionario busquen dar
una salida intermedia, de conciliación o consenso, fracasarán en su objetivo;
desarticularán y dividirán a los trabajadores y a la izquierda. Por eso es
inútil el diálogo con el partido Demócrata Cristiano. Este es un partido
burgués, en el que predomina la táctica reaccionaria del freísmo. Si en él hay
corrientes antigolpistas, estas no serán ganadas por los trabajadores por medio
de concesiones. Estas concesiones terminarán fortaleciendo al freísmo.
Los revolucionarios deben tratar de ganarse a los trabajadores demócrata
cristianos, pero a través de la denuncia del carácter reaccionario de su
partido, impulsando el programa revolucionario. No es posible dialogar con quién
chantajea y amenaza con reprimir a los trabajadores y derrocar al gobierno.
La tarea es llamar a la clase obrera a estrechar sus propias filas. Desde allí
resistir los emplazamientos, conquistar nuevas posiciones y desde éstas los
trabajadores podrán emplazar a los patrones, derrotarlos y aplastarlos.
Por eso la clase obrera no quiere un gobierno ni un gabinete de diálogo, sino
que exige que el gabinete y el gobierno sean instrumentos de lucha y de combate.
No es éste el momento de cuestionar las tomas o de limitar el desarrollo del
Poder Popular.
Este es un momento histórico fundamental en el que las grandes tareas son atajar
al golpismo, enfrentar al emplazamiento, neutralizar a los vacilantes, empujar y
profundizar una vigorosa y resuelta contraofensiva revolucionaria y popular. No
hay otra alternativa para los revolucionarios. Puede haberla para los
reformistas más recalcitrantes, pero para eso la historia sabrá marcarlos de
acuerdo a su conducta.
La situación ofrece dos caminos: la capitulación reformista o la contraofensiva
revolucionaria, y si esta última desencadenara un intento golpista habrá fuerza
de sobra para aplastarla.
Toda forma de capitulación en fin de cuentas conducirá más
temprano que tarde al aplastamiento de los trabajadores a través de un dictadura
reaccionaria y represiva.
Dos tácticas se ofrecen a la clase obrera y al pueblo.
Una que establece que no es posible profundizar la ofensiva popular pues
encendería de inmediato el enfrentamiento. Que es necesario ganar tiempo. Que se
mantiene al interior de la institucionalidad burguesa a la que no dejan de
criticar pero al no dar una salida alternativa a ésta se abren al diálogo con
sectores del campo contrario, lo que sólo pueden construir devolviendo empresas
y haciendo concesiones. Esta táctica está irremediablemente condenada al
fracaso, pues buscando aliados en el campo contrario los perderá en el propio.
La otra táctica es la táctica revolucionaria. Es la táctica que han puesto en
práctica la clase obrera y el pueblo en la semanas recientes La táctica
revolucionaria consiste en reforzar y ampliar la toma de posiciones en fábricas,
fundos y distribuidoras, no devolver las empresas tomadas, incorporarlas al área
social bajo dirección obrera, imponiendo en la pequeña y mediana industria el
control obrero, desarrollando la fuerza de los trabajadores fuera de la
institucionalidad burguesa, estableciendo el Poder Popular en los Comandos
Comunales, en los comités de defensa, multiplicando y extendiendo la ofensiva
popular incorporando a ella a los pobladores, campesinos y estudiantes,
extendiendo la movilización a todo el país, desarrollando la alianza de los
trabajadores con los soldados y suboficiales, con los oficiales antigolpistas,
rescatando la base obrera y popular de la Democracia Cristiana, fortaleciendo la
alianza revolucionaria de la clase obrera y el pueblo, impulsando la
reagrupación de los revolucionarios y la acción común de la izquierda por la
base. La tarea inmediata de esta táctica revolucionaria es profundizar y ampliar
la contraofensiva popular y revolucionaria en curso, y para ello proponemos la
realización de un Paro Nacional por 24 horas.
Proponemos la realización de este Paro a todas las organizaciones populares de
este país, a la Central Unica de Trabajadores, a los Comandos Comunales, a los
Consejos Campesinos, a las Federaciones campesinas y estudiantiles, a todos los
trabajadores. Proponemos qúe este Paro notifique de una vez por todas a los
golpistas que la clase obrera y el pueblo aplastarán todo intento golpista.
Proponernos este Paro para notificar a los reaccionarios que la clase obrera y
el pueblo resistirán y enfrentarán toda forma de emplazamiento y chantaje. Un
Paro que notifique a los politicastros y reaccionarios que la clase obrera y el
pueblo no acepta la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba,
pues la clase obrera ya pronulgó su ley y está decidida a no devolver ninguna
empresa.
Un Paro nacional que rechazé las triquiñuelas de los Frei, Pareto, Aylwin, Jarpa
y Bulnes, que pretenden colocar al pueblo y al gobierno en la ilegalidad. Un
Paro nacional de carácter distinto un paro que organize fortalezca y multiplique
los comandos comunales en todo el país, incorporando a todas las capas del
pueblo.
Un Paro Nacional que exija medidas inmediatas contra todos los oficiales
golpistas y la remoción de los mandos comprobadamente comprometidos en la
sedición y el chantaje reaccionario. Un Paro Nacional que levante como el
derecho legitimo de la clase obrera y el pueblo la organización de sus propios
órganos de vigilancia, protección, defensa y lucha. Un Paro nacional que exija
la solución de los problemas de los ingresos de los trabajadores y de las
Fuerzas Armadas a costa de la ganancia capitalista.
EL MIR no pretende atribuirse la paternidad de esta proposición No hemos hecho
otra cosa que recoger la proposición que hicieron los Comandos Comunales,
sectores de vanguardia de la clase obrera y el pueblo.
Llamamos al resto de la izquierda y al conjunto de las organizaciones populares
a impulsar un Paro Nacional, como la mejor forma táctica de profundizar la
contraofensiva en curso.
La clase obrera y el pueblo deben impulsar el programa revolucionario del
pueblo, fortalecer el Poder Popular y luchar por la democratización de las
Fuerzas Armadas. La clase obrera y el pueblo deben luchar por resolver los
problemas de ingresos y de desabastecimiento de las Fuerzas Armadas, por
terminar con las restricciones a éstos en sus derechos ciudadanos y porque
tengan la posibilidad de incorporarse a las organizaciones populares.
Los trabajadores hoy enfrentan un programa reaccionario, el programa de la
explotación y la miseria. Un programa general de hace dos años no es suficiente.
El único programa que se ha demostrado eficaz es el que hoy levantan extensos
sectores de los trabajadores, es programa revolucionario de pueblo: Programa que
multiplica la fuerza y el poder de los trabajadores.
No será sólo con un programa económico de emergencia o con la batalla de la
producción con la que se resolverá la actual crisis. El país vive una crisis
política, y sin resolver ésta no será posible resolver los problemas económicos.
Sólo enfrentando las posiciones de poder político que hoy controlan las clases
patronales desde el Parlamento, la Contraloría y la Justicia. Por eso es hoy más
necesario que nunca impulsar la lucha contra el orden burgués y luchar por
generar los Tribunales del Pueblo, la Asamblea del pueblo y el Poder Popular.
Los reaccionarios, y en especial el freísmo, están exigiendo desde hace algunos
días la represión a nuestra organización, al Movimiento de Izquierda
Revolucionaria. Ni nos atemoriza, ni nos sorprende. No es la primera vez que el
freísmo se juega por la represión, la tortura y la cárcel en contra nuestra. Les
advertimos que no nos encontrarán como a sus ahijados politicos de Patria y
Libertad pidiendo asilo en las embajadas. Les decirnos que hoy reprimir al MIR
es reprimir a un contingente importante de la clase obrera y el pueblo, y que,
entonces, nos asistirá el derecho a levantar las formas de lucha que se
correspondan a la nueva situación.
Si la contrarrevolución tomara la forma del golpismo desatado o del
emplazamiento militar violento, los revolucionarios y los trabajadores deben de
inmediato extender las tomas de fábricas y fundos, multiplicar las tareas de
defensa, impulsar el Poder Popular como gobierno local autónomo de los poderes
del Estado. Los suboficiales, soldados y carabineros deberán desobedecer las
órdenes de los oficiales golpistas y en ese caso todas las formas de lucha se
harán legítimas. Entonces sí que será cierto que los trabajadores con los
soldados, los marineros, los aviadores, los carabineros, los suboficiales y los
oficiales antigolpistas tendrán el derecho a construir su propio ejército: el
Ejército del Pueblo.
Compañeros trabajadores,
Vivimos momentos definitorios. Las conquistas y el futuro de los trabajadores
estón amenazados. La lucha de clases es siempre una guerra encubierta. La
contrarrevolución burguesa se propone hoy en Chile hacerla estallar. El pueblo
no se dejará amarrar las manos. La clase obrera y el pueblo están en disposición
de combate, están decididos a defender sus conquistas y están más decididos hoy
que nunca a conquistar su futuro.
El pueblo emplaza su fuerza, desarrolla el Poder Popular, multiplica los
Comandos Comunales y levanta la organización de su defensa.
Compañeros,
el pueblo debe prepararse para resistir,
debe prepararse para luchar,
debe prepararse para vencer !!!
Trabajadores de Chile,
Adelante con todas las fuerzas !!!
Adelante con todas las fuerzas de la historia !!!